PARA PENSAR:
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- DEFINICIÓN.
El estudio de la inteligencia es uno de los más importantes para la psicología y la sociedad. En el siglo XX, los psicólogos han intentado responder a estas preguntas: ¿qué es la inteligencia? ¿Hay alguna forma de medirla? ¿Es hereditaria o adquirida? ¿Es una capacidad humana o también se manifiesta en los animales?
La inteligencia es una capacidad mental que nos permite razonar, comprender ideas complejas, adaptarnos al entorno, resolver problemas de la vida cotidiana y aprender de la experiencia.
En principio, podemos señalar que el término “inteligencia” proviene de dos vocablos latinos. “inter”, que significa “entre”, y “legere”, que es “escoger” o”leer”. De la etimología podemos deducir que ser inteligente consiste en escoger la mejor alternativa entre varias. En un sentido amplio, significa la capacidad por la cual queremos comprender los misterios del mundo y de la vida. En sentido restringido, consideramos que la inteligencia consiste en formar ideas, juicios y razonamientos, así como resolver problemas o crear nuevos productos.
La psicología reconoce cuatro dimensiones constitutivas de la inteligencia:
1.La inteligencia como capacidad o competencia. La inteligencia depende de la dotación genética y de la estructura y el funcionamiento del cerebro. El ser humano nace con unas capacidades, que debe desarrollar en un medio natural y sociocultural. La inteligencia es fruto de la interacción de la herencia y el ambiente, de la naturaleza y la cultura.
2. La inteligencia como procedimiento o estrategia. La conducta inteligente es también una conducta estratégica. Observamos el mundo, pensamos, resolvemos problemas, tomamos decisiones, etc., de forma inteligente. Realizamos estas actividades siguiendo unas estrategias para lograr unos objetivos.
3. La inteligencia como conocimiento. Los procesos y estrategias no actúan en el vacío, necesitan de conocimientos o representaciones mentales. Es posible analizar el conocimiento desde tres perspectivas: como información acerca de hechos, conceptos, reglas, procedimientos y marcos teóricos que conforman una ciencia o disciplina; como el conocimiento sobre la vida del sujeto en su ambiente, y como conocimiento acerca de uno mismo.
Las bases de la inteligencia residen en el conocimiento que incluye el análisis, la síntesis y la evaluación de la información recibida. La experta en matemáticas, ajedrez o economía sabe más de su disciplina y de cómo usar sus conocimientos.
4. La inteligencia como adaptación al ambiente. La inteligencia entendida como capacidad de adaptación del sujeto al ambiente es la caracterización más compartida por los psicólogos.
Estudiar la inteligencia tiene importantes consecuencias éticas (¿quién define lo que es “ser inteligente” en un contexto determinado?), políticas (¿qué hacer con las diferencias “en inteligencia” entre grupos sociales distintos?) y técnicas (¿quiénes son los encargados de medir y evaluar esta capacidad, así como de desarrollar tecnologías que la hagan posible?). Estas preguntas han transformado el debate sobre la definición de la inteligencia en un problema que trasciende el ámbito de la psicología.
Además, las teorías y metáforas elaboradas por la psicología para describir y explicar este constructo han condicionado las prácticas educativas de muchos países, sus políticas sociales, así como las creencias de la gente respecto a qué es ser inteligente.
En el siglo XX, los psicólogos y psicólogas se han interesado más por estudiar las diferencias en inteligencia entre los individuos que por investigar la naturaleza de la inteligencia. Hay varios enfoques en el estudio de la inteligencia:
1. El enfoque diferencial estudia si la inteligencia se compone de varias aptitudes o de una sola y observa las diferencias que existen entre las personas. El enfoque psicométrico de la inteligencia contribuyó a la construcción y difusión de test que permiten establecer el cociente intelectual (CI) para cada sujeto.
2. El enfoque cognitivo busca entender la forma en que las personas representan y procesan la información. Se ocupa de las estructuras y procesos mentales de la actividad inteligente.
3. El enfoque evolutivo investiga la génesis y el desarrollo de la inteligencia a lo largo de la vida, como establece Piaget.
4. El enfoque biológico se refiere al estudio del sustrato anatómico y fisiológico que hace posible la inteligencia.
2. DESARROLLO HISTÓRICO DE LOS ESTUDIOS SOBRE LA INTELIGENCIA.
Desde finales del siglo XIX, muchos especialistas de la psicología han estudiado la inteligencia. F. Galton (1822-1911) fue un pionero en la investigación sistemática de las diferencias individuales en la capacidad mental. Demostró que las personas eran diferentes unas de otras según su inteligencia y que estas diferencias no eran adquiridas, sino innatas.
Más tarde, el psicólogo británico R. Cattell (1905- 1998) desarrolló pruebas mentales con el objetivo de convertir la psicología en una ciencia aplicada.
En 1905, el psicólogo francés A. Binet (1857- 1911) elaboró la primera escala de inteligencia, un sencillo test para localizar en las escuelas a los “deficientes mentales” y poder darles una educación especial. Binet planteó que la inteligencia era un conjunto de tendencias que se manifestaban en una totalidad y que su órgano fundamental era el juicio. Introdujo el concepto de edad mental, que más adelante derivó en el de cociente intelectual.
El trabajo de Binet detonó la polémica sobre si la inteligencia dependía de un único factor (monistas) o de muchos pequeños factores específicos. Fueron monistas el psicólogo estadounidense L. Terman (1877-1956) y el psicólogo alemán W. Stern (1871-1938), quienes introdujeron el término cociente intelectual (CI). También lo fue el psicólogo británico C. Spearman (1863-1945), quien llamó factor g al factor estructural único de la inteligencia y lo definió como el “nivel individual de energía mental”.
Después, Spearman añadió otro factor, el factor s, en el que incluía otros específicos, de menos importancia, que influían en el desempeño y la puntuación obtenida en algunas tareas. Este nuevo enfoque se denominó teoría bifactorial de la inteligencia.
Por otro lado, para los defensores de las posturas correlacionales de la inteligencia más pluralista, la inteligencia general era un gran número de relaciones de estructuras independientes que se activaban en función de las tareas que habían de desempeñarse. L. Thurstone (1887- 1955) es uno de los mayores representantes de esta corriente. Sostenía que existían siete factores que componían la inteligencia humana: la comprensión verbal, la fluidez verbal, la aptitud numérica, la memoria, la rapidez perceptiva, la visualización espacial y el razonamiento inductivo.
Los defensores de medir la inteligencia a través de pruebas estandarizadas partían de una concepción innata de las capacidades mentales. Hasta el auge del conductismo en la década de 1930 no se contempló la importancia de los factores ambientales y el proceso de aprendizaje.
En la actualidad, se acepta que tanto la herencia como el medio ambiente influyen primariamente en el desarrollo del intelecto.
3. LOS TEST DE INTELIGENCIA.
Los test de inteligencia están constituidos por una serie de preguntas (ítems) o batería de tareas que se administran de forma individual para comprobar las capacidades o conocimientos determinados de los sujetos. Se sabe que un individuo es más o menos inteligente en comparación con las puntuaciones del resto de las personas.
La mayoría de test se aplican en función de la edad, y para que puedan ser considerados eficaces deben cumplir con unas determinadas condiciones:
• Ser fiable: que siempre mida lo mismo. Cuando la medición es precisa, las puntuaciones obtenidas son estables.
• Ser válido: debe medir los factores para los que fue construido.
• Ser consistente: los ítems que lo componen deben estar internamente relacionados entre sí, de forma que constituyan un todo homogéneo.
• Ser discriminativo: que sus puntuaciones reconozcan diferencias pequeñas a lo largo de un continuo en cada uno de los factores.
• Estar tipificado: para que sus puntuaciones sean comparables con la población de referencia.
4. TEORÍAS ACTUALES.
No es fácil definir qué se entiende por “inteligencia”, pues los sentidos que se dan a este término varían según las escuelas psicológicas. El enfoque psicométrico investiga las aptitudes; el enfoque cognitivo estudia los procesos, y el enfoque evolutivo, la génesis y el desarrollo de la inteligencia.
A partir de 1960 los avances de la psicología cognitiva, las neurociencias y la inteligencia artificial establecen nuevos marcos explicativos sobre la inteligencia. En la actualidad destacan tres perspectivas opuestas al enfoque psicométrico: el procesamiento de la información de Robert Sternberg, la inteligencia emocional de Daniel Goleman y las inteligencias múltiples de Howard Gardner.
4.1. TEORÍA DEL PROCESAMIENTO DE LA INFORMACIÓN.
La psicología cognitiva concibe la mente como un sistema de procesamiento de información simbólica. Estudia los procesos cognitivos que un individuo usa cuando ejecuta una tarea, resuelve un problema o se enfrenta a una determinada situación, sin tener en cuenta la medición de comportamientos a partir de un test.
Robert Sternberg (1949), define la inteligencia como la actividad mental que nos sirve para adaptar o conformar entornos del mundo real relevantes para nuestra vida.
La función de la inteligencia no es solo conocer, sino también dirigir el comportamiento para resolver problemas de la vida diaria.
Sternberg sostiene que la conducta inteligente depende del funcionamiento de tres aspectos relacionados: el individuo y su mundo interno (inteligencia académica), la experiencia del sujeto para afrontar nuevas situaciones (inteligencia creativa) y los contextos donde se pone a prueba (inteligencia práctica):
*La inteligencia componencial (analítica). Implica la dirección consciente de nuestros procesos mentales para analizar y evaluar ideas, resolver problemas y tomar decisiones. Cuando una persona se comporta de forma no inteligente, tal vez no se deba a la falta de recursos, sino a la falta de información. Para Sternberg, la inteligencia es modificable.
*La inteligencia experiencial (creativa). Es la capacidad para afrontar tareas novedosas, formular nuevas ideas y combinar experiencias. Ejemplos de esta inteligencia son la creatividad científica o la capacidad de diagnosticar el problema del motor de un coche.
*La inteligencia contextual (práctica). Implica la adaptación, selección o modificación del ambiente individual. Sternberg distingue tres tipos de acciones propias de la inteligencia práctica: la adaptación ambiental, la selección ambiental y la conformación del medio. Cada persona trata de adaptarse al ambiente en que se encuentra, pero, si no lo consigue, procura escoger un lugar diferente.
4.2. LA INTELIGENCIA EMOCIONAL.
Desde hace siglos se pensaba que la función de la inteligencia era conocer y resolver problemas teóricos. La razón se convirtió en la facultad intelectual más importante, y la ciencia en su mayor creación; en cambio, el mundo afectivo fue despreciado.
Hemos recibido como herencia la imagen de un ser humano escindido. A un lado la cabeza y al otro el corazón.
¿Por qué una persona con un brillante expediente académico no siempre logra más éxito profesional? ¿Por qué algunas personas disfrutan más de la vida que otras?
¿Por qué unos son fuertes en condiciones adversas (piensa en una oposición) mientras que otros se hunden a la primera?
Daniel Goleman (1947) responde a estos interrogantes resaltando el poder de los sentimientos y emociones frente a la fría lógica racional, porque libres de emociones no seríamos humanos.
Para Goleman la inteligencia emocional es la forma de interactuar con el mundo, y engloba habilidades como el control de los impulsos, la motivación, la perseverancia o la empatía. Ellas configuran rasgos de personalidad como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, indispensables para la adaptación social.
Decía Darwin:
“Si tuviera que volver a vivir mi vida, habría creado una norma para leer un poco de poesía y escuchar música como mínimo una vez a la semana, porque tal vez las partes de mi cerebro que están atrofiadas se habrían mantenido activas gracias al uso. La pérdida de esos gustos es una pérdida de la felicidad, y probablemente sea perjudicial para el intelecto, y con mayor seguridad para el carácter moral, por la debilitación de la parte emocional de nuestra naturaleza”
Goleman destaca cinco habilidades de la inteligencia emocional:
1. Conciencia de uno mismo. Se trata de conocernos a nosotros mismos (virtudes, debilidades, emociones e impulsos), darnos cuenta de lo que sentimos o necesitamos, para dirigir mejor nuestras vidas. Esta competencia se manifiesta en personas que piensan antes de actuar y se responsabilizan de sus actos.
2. Autocontrol emocional. Es la habilidad de controlar nuestras emociones e impulsos para adecuarlos a un objetivo. Las personas que poseen esta competencia controlan el estrés y la ansiedad ante situaciones difíciles y son flexibles ante los cambios y las nuevas ideas.
3. Automotivación. Es la capacidad de motivarse uno mismo para lograr nuestros objetivos. Esto supone saber demorar la gratificación y sofocar la impulsividad, no rendirse a la ansiedad o el derrotismo, cuando tropezamos con las dificultades y contratiempos de la vida.
4. Reconocer las emociones de los demás. La empatía es la capacidad de “ponernos en el lugar de los demás”. Las personas empáticas son capaces de escuchar a otros y entender sus problemas o necesidades. Esto les permite trascender los prejuicios y estereotipos, aceptar las diferencias y ser tolerantes, aptitudes muy necesarias en una sociedad multicultural.
5. Establecer relaciones. Es el talento para dirigir las relaciones con los demás, saber persuadir e influenciar a los demás. Las habilidades que conlleva son la base del liderazgo y de la eficiencia interpersonal. Una persona con habilidades sociales sabe liderar grupos y dirigir cambios, trabajar en equipo y crear buen ambiente dentro de un grupo.
La vida emocional crece en un área del cerebro llamada sistema límbico, sobre todo en la amígdala, que funciona como una especie de vigía de la mente. Ahí nacen las sensaciones de placer o disgusto, de ira o miedo. Pero es en el neocórtex donde se procesan las señales interiores o exteriores, lo que nos permite hacer planes y tener expectativas. Esta dicotomía hace que nuestros actos dependan de dos mentes: una emotiva y otra racional. Las dos funciones son inteligentes y se complementan.
No podemos elegir nuestras emociones, ni se pueden desconectar o evitar, pero sí podemos controlar nuestras reacciones emocionales y desarrollar nuestra inteligencia. La habilidad para suavizar expresiones de ira, odio o irritabilidad es importante en las relaciones interpersonales.
4.3. INTELIGENCIAS MÚLTIPLES.
H. Gardner (1943) establece una nueva concepción de la inteligencia: la teoría de las inteligencias múltiples.
Gardner considera que la inteligencia es una amalgama de destrezas para crear, aprender y resolver problemas, que permite al individuo resolver las situaciones de la vida y hacer algo valioso para una comunidad o cultura. La mayoría de los individuos tienen todas esas inteligencias, aunque su desarrollo depende de la dotación biológica, su interacción con el entorno y la cultura imperante en su momento histórico. Las inteligencias se combinan y usan en diferentes grados de manera personal y única.
Todos sabemos que algunas personas aprenden con más facilidad que otras, que hay diferencias entre personas que se desarrollan en un medio social u otro, y de igual manera que existen diferentes personalidades, hay distintos perfiles intelectuales.
Veamos los ocho tipos de inteligencia:
1. Inteligencia lingüística. Es la capacidad para usar palabras de manera efectiva, sea en forma oral o por escrito. Esta inteligencia incluye las habilidades que se relacionan con el dominio del lenguaje: la poética (los creadores del lenguaje), la retórica de los políticos (el lenguaje para persuadir a otros), la mnemotecnia (el lenguaje para recordar información), la explicación (dar argumentos) y el metalenguaje (el lenguaje para hablar sobre el lenguaje). Es propia de poetas, escritores, oradores y abogados. Un ejemplo: Cervantes.
2. Inteligencia lógico-matemática. Es la habilidad para usar los números y razonar adecuadamente. Esta inteligencia incluye la comprensión de los esquemas y relaciones lógicas, las proposiciones (si-entonces; si y solo si…, entonces; causa-efecto) y las abstracciones. Los procesos que esta inteligencia utiliza comprenden la categorización, la clasificación, la inferencia, la generalización, el cálculo y la demostración de hipótesis. Es característica de científicos, filósofos, matemáticos y programadores informáticos. Un ejemplo: Einstein.
3. Inteligencia espacial. Es la aptitud para percibir de forma correcta el mundo visual espacial (explorador y guía) y ejecutar transformaciones sobre esas percepciones (ingeniero, arquitecto, artista, decorador e inventor). Esta inteligencia incluye la sensibilidad al color, la forma, el espacio y las relaciones que existen entre estos elementos. Un ejemplo es Picasso.
4. Inteligencia musical. Es la capacidad de transformar (un compositor), expresar (un músico que toca el piano), discriminar (crítico musical) y escuchar (un aficionado a la música) las formas musicales. Esta inteligencia incluye la sensibilidad al ritmo, al tono o a la melodía de una pieza musical. Un ejemplo: Mozart.
5. Inteligencia corporal-cinestésica. Es la habilidad para usar el cuerpo en la expresión de ideas y sentimientos, y el uso de las manos para transformar elementos. Incluye habilidades de coordinación, destreza, equilibrio, flexibilidad, fuerza y velocidad, así como la capacidad cinestésica. Se manifiesta en atletas, bailarines, cirujanos y artesanos. Un ejemplo: Chaplin.
6. Inteligencia intrapersonal (conocimiento de sí mismo). Consiste en comprender los propios sentimientos, pensamiento y emociones para guiar la propia conducta. Esta inteligencia supone tener una autoimagen precisa (virtudes y limitaciones), conciencia de los estados de ánimo, conocer los propios motivos o deseos, y tener autocomprensión y disciplina. Es característica de psicólogos, filósofos y artistas. Un ejemplo: Freud.
7. Inteligencia interpersonal (capacidades sociales). Es la habilidad de entender e interactuar bien con los demás. Esta inteligencia incluye la sensibilidad a las expresiones faciales, la voz y los gestos, la capacidad para discriminar diferentes clases de señales interpersonales y saber responder de manera efectiva en la práctica (por ejemplo, influenciar a un grupo de personas para seguir una línea de acción). Es propia de educadores, médicos y políticos. Un ejemplo: Gandhi.
8. Inteligencia naturalista. Un ejemplo es Darwin. Es el talento para distinguir, clasificar y reconocer plantas, animales y otros elementos del entorno natural. Fue incorporada por Gardner en 1995. Incluye las habilidades de observación y reflexión y predomina en personas con gran sensibilidad hacia la naturaleza y los animales.
Las inteligencias múltiples no son una entidad unitaria, sino una teoría compuesta por 8 tipos de inteligencias independientes entre sí, aunque actúen conjuntamente.
Estas inteligencias no se desarrollarían de forma simultánea, sino que cada una tendría su desarrollo específico.
Si consideramos que la teoría de Gardner es correcta, las pruebas de Coeficiente Intelectual tradicionales solo miden una parte de la inteligencia: las habilidades lingüísticas, lógico-matemáticas y espaciales. Una implicación de esta teoría es que las escuelas desperdician el potencial humano. Y ahora que conocemos los tipos de inteligencia y los estilos de enseñanza-aprendizaje, es absurdo que sigamos insistiendo en que todos los alumnos y alumnas aprendan las mismas cosas y de la misma manera.
Por tanto, los sistemas educativos deben conseguir que el proceso de enseñanza-aprendizaje sea una práctica personalizada y descubrir los talentos de cada persona, qué campos del conocimiento le atraen más y dónde podría desarrollar mejor sus habilidades. En la sociedad actual se comienzan a valorar las habilidades como la creatividad, conocer las emociones y saber interpretar situaciones sociales de la vida.
5. EL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA.
Piaget fue el que desarrolló la teoría del desarrollo cognitivo y planteó que las personas en su desarrollo madurativo atraviesan diferentes etapas en relación con su inteligencia y su capacidad relacional. Estas etapas tienen un orden fijo y universal, es decir, se dan de la misma manera en todos los niños y niñas de todos los países y culturas. Sin embargo, las edades pueden variar levemente entre unos y otros. Este aspecto de su teoría recibiría muchas críticas, entre las que se encuentra la de: Vygotsky, para quien la inteligencia depende, sobre todo, de los factores ambientales con los que el niño o la niña interactúa durante su crecimiento.
Piaget diferencia tres etapas: la sensorio-motora, la de preparación y organización de operaciones concretas (subdividida en la etapa preoperatoria y la etapa de operaciones concretas) y la de las operaciones formales.
5.1. LA ETAPA SENSORIO-MOTORA.
Va desde el nacimiento hasta los 18-24 meses. La personita empieza guiándose por sus reflejos y, posteriormente, usa sus sistemas sensoriales y motores para conocer el mundo. Es decir, se sirve de la visión, la audición y el uso de la mano y la boca para explorar su entorno.
Durante este período, el niño y la niña adquieren conciencia de la permanencia de los objetos. Al comienzo, cuando un objeto desaparece de la escena, piensa que ha dejado de existir. A medida que va avanzando en esta etapa, va percibiendo la permanencia del objeto en la escena, aunque no lo vea. En su relación maternal, le proporciona seguridad, ya que el niño-a aprende que aunque su madre desaparezca de su campo perceptivo, volverá a aparecer.
Por último, en esta etapa tiene lugar la manipulación de objetos y la aparición de una inteligencia práctica, pues usa sus habilidades motrices. Por ello comienza a emitir conductas inteligentes, como tirar de un mantel para acercar un objeto que hay encima de una mesa.
5.2. LA ETAPA PREOPERATORIA.
Esta subetapa se da entre los 2 y los 7 años. Aparecen el lenguaje y las imágenes mentales, instrumentos que usará el niño para relacionarse con su ambiente. Hay un marcado egocentrismo, pues el niño cree que todo el mundo percibe y piensa como él. Por ejemplo, cuando se tapa la cara piensa que los demás no lo ven. También atribuyen estas capacidades a objetos inanimados. Es lo que se conoce como animismo.
Otro aspecto característico es la irreversibilidad. El pequeñín no tiene aún la capacidad de entender las transformaciones de los objetos mediante una operación inversa o compensatoria. Por ejemplo, si se pasa el contenido de un vaso ancho y bajo a otro largo y estrecho, cree que hay más líquido en el segundo vaso. Esto se explica además por la centración: los menores atienden únicamente a una característica del objeto (en este caso, la altura) ignorando otras que también influyen (en este caso, la anchura).
Por último, es característico el artificialismo. El niño cree que los aspectos de la naturaleza están creados por el ser humano. Por ejemplo, piensa que un lago se ha formado porque alguien ha cavado un hueco y lo ha llenado de agua, igual que él llena su bañera.
5.3. LA ETAPA DE OPERACIONES CONCRETAS.
La segunda subetapa de organización de las operaciones concretas se da entre los 6 y los 11 años. Las operaciones son acciones interiorizadas (se realizan mentalmente) y reversibles que se combinan con otras para formar estructuras. Siguiendo el ejemplo anterior, en esta etapa el niño sabrá que en los vasos hay la misma cantidad de agua, gracias a la identidad (no hemos añadido ni quitado agua, por lo que la cantidad es la misma), la reversibilidad (si devolvemos el líquido a su recipiente original, lo encontraremos como al principio) y la compensación (el segundo vaso es más alto pero más estrecho, mientras que el primero es más corto pero más ancho).
Otra capacidad adquirida es la de clasificación. Ya puede agrupar objetos según un criterio, cambiarlo gracias a la flexibilidad de pensamiento y entender la relación entre clase y subclases. Además podrá realizar tareas de seriación, en donde ordene objetos por tamaños y entienda que cada objeto es más corto que el anterior y más largo que el siguiente, en el caso de que la ordenación sea de mayor a menor.
En esta etapa aparece el concepto de número, fruto de la adquisición de la capacidad de seriación y de inclusión de clases (ya entendemos que un ejemplar puede pertenecer a una subclase y a una clase superior).
5.4. LA ETAPA DE OPERACIONES FORMALES.
El desarrollo de esta etapa sucede a partir de los 11-12 años y se consolida en torno a los 15-20. Los adolescentes desarrollan una inteligencia abstracta y pueden realizar operaciones lógicas en lo real y en lo imaginado. Además, desarrollan la inferencia causal, mediante la que interpretan los hechos y los organizan en esquemas de relaciones causales.
También adquieren el razonamiento hipotético-deductivo. Realizan hipótesis e intentan validarlas mediante la experiencia. Un experimento clásico es la tarea del péndulo. Los adolescentes identifican las diversas variables que influyen en la oscilación de un péndulo (longitud de las cuerdas, peso suspendido en ellas e impulso y altura con que se lanza el peso). Posteriormente, plantean hipótesis, hacen un esquema probatorio y sacan una conclusión mediante la que inferirán una ley que aplicarán universalmente.
Asimismo, adquieren un razonamiento proposicional, mediante el que consideran las propiedades lógicas de las proposiciones. Tomemos tres proposiciones: a) Silvia es más alta que Alba; b) Pablo es más alto que Silvia; d) Pablo es más alto que Alba. ¿Cuál de los tres es más alto? Si atendemos a un criterio concreto, como Silvia es alta y Pablo es alto, los dos son altos. Sin embargo, desde un criterio formal, ordenamos las proposiciones y concluimos que Pablo es el más alto de los tres.
6. LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL.
La inteligencia artificial es una especialidad de la informática que se ha nutrido enormemente de la psicología cognitiva, la lingüística y la neurociencia. Su objetivo ha sido desarrollar programas informáticos capaces de resolver problemas complejos con proezas similares a las que hacen los seres humanos (y no solo cálculos matemáticos o algoritmos).
La concepción de la mente humana como un mecanismo ya estaba presente en los planteamientos de Descartes y de Hume. En 1747, el médico francés J. O. de La Mettrie publicó el libro El hombre máquina. Un siglo después, C. Babbage (1791-1871) diseñó la máquina analítica, que realizaba operaciones matemáticas en secuencia y a gran velocidad. Babbage fue un pionero de la computación, pues su máquina presentaba características del ordenador moderno.
En 1936, el matemático británico A. Turing (1912-1954) propuso un dispositivo computacional, la máquina de Turing, que podía calcular cualquier cosa cuantificable.
Turing creía en la posibilidad de inteligencia en las máquinas y la equiparaba a la inteligencia natural de los seres humanos. Además, diseñó la primera computadora capaz de jugar al ajedrez. Su aportación más importante en el ámbito de la inteligencia artificial fue el establecimiento de la naturaleza simbólica (basada en el uso de símbolos) de la computación.
En Estados Unidos, el matemático J. Von Neumann (1903-1957) propuso que las computadoras se diseñaran tomando como modelo el cerebro humano. Von Neumann fue el primero en humanizar el lenguaje de la computación al utilizar palabras como memoria o sensores.
En 1956, en el Congreso sobre Inteligencia Artificial, el investigador A. Newell (1927-1992) y el politólogo H. Simon (19116-2001) presentaron el programa informático Logic Theorist, que mostraba a las personas pensantes como procesadores de información. Basándose en los estudios sobre memoria asociativa, construyeron Logic Theorist Machine, la primera máquina “inteligente” capaz de memorizar y aprender de una manera original y creativa.
En este congreso se definieron las ideas básicas del núcleo teórico de la inteligencia artificial: el reconocimiento de que el pensamiento puede ocurrir fuera del cerebro gracias a las máquinas, la presuposición de que el pensamiento puede ser comprendido de manera formal y científica y que la mejor forma de entenderlo es a través de computadoras digitales.
Desde entonces, la investigación en inteligencia artificial ha sido imparable. Uno de los grandes temas que se ha estudiado ha sido el lenguaje. Los investigadores de la inteligencia artificial se dieron cuenta de que la traducción de palabras no era lo mismo que la comprensión del lenguaje. Dominar la sintaxis y el vocabulario no era suficiente. Así que los esfuerzos se orientaron a que las máquinas pudieran comprender, teniendo en cuenta toda la información que comunicamos con el lenguaje no verbal.
Hasta la fecha no se ha logrado replicar el funcionamiento del cerebro humano en toda su amplitud, pero el desarrollo de la inteligencia artificial ha sido fundamental en el siglo XX. Hoy en día las máquinas inteligentes forman parte de nuestras vidas y se han desarrollado muchas aplicaciones prácticas (para la medicina, la educación, el arte, etc.) a partir de los estudios sobre inteligencia artificial.
7. ACTIVIDADES. ESTUDIO DE CASO.
UNA HISTORIA DE SUPERACIÓN.
Se estima que uno de cada 600 o 700 nacimientos tendrá una trisomía en el cromosoma 21, es decir, la alteración genética que provoca el síndrome de Down. Se trata de la alteración genética más común y la principal causa de discapacidad intelectual.
La palabra síndrome hace referencia a un conjunto de síntomas y signos, no se trata necesariamente de una enfermedad. El síndrome de Down no es una enfermedad y tampoco cuenta con diferentes grados, como se tiende a pensar. Las personas con síndrome de Down presentan unos rasgos comunes, como dificultades en el lenguaje, ciertas características físicas o un procesamiento más lento de la información. Sin embargo, como ocurre en el resto de personas que no cuentan con esta discapacidad, existe una amplia variabilidad interpersonal, lo que provoca que las dificultades que presentan las personas con síndrome de Down varíen entre sí.
Pablo Pineda es un malagueño nacido en 1974 y tiene síndrome de Down. A pesar de ello, ha conseguido grandes logros a lo largo de su vida. Pablo se crió en una familia biparental y era el menor de cuatro hermanos. Las pautas educativas recibidas por sus padres no fueron en absoluto sobreprotectoras, como podría esperarse.
En el colegio siempre tuvo buenas relaciones con sus compañeros, que le brindaron apoyo social y un trato equitativo. Por ello, según él mismo ha referido, no se dio cuenta de que era “diferente” hasta los 6 años de edad.
Académicamente no le iba mal, así que fue animado tanto por sus padres como por sus profesores a continuar sus estudios. Cuenta que él mismo se sentía capacitado para ello. En el instituto, tuvo un curso difícil, porque recibió un trato despectivo por el resto de compañeros. Pero Pablo no tiró la toalla. Fruto de su esfuerzo y de su constancia, llegó a la universidad, donde fue tratado como uno más. Finalmente, Pablo obtuvo la diplomatura en Magisterio de Educación Especial y se convirtió en el primer europeo con síndrome de Down en obtener un título universitario.
Su forma de entender la educación apuesta por un modelo educativo individualizado, donde se atiendan las necesidades personales y se dejen de lado los prejuicios hacia las personas con discapacidad. Reconoce que, a pesar de que la sociedad ha avanzado en este aspecto, aún queda mucho camino por recorrer.
En 2009, bajo la dirección de Álvaro Pastor y Antonio Naharro, Pablo protagonizó la película “Yo, también”. Con ella consiguió la Concha de Plata al mejor actor en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Actualmente, Pablo dedica su vida a seguir creciendo personal e intelectualmente y a luchar por la inclusión de las personas que tienen esta discapacidad intelectual, defendiendo un trato justo hacia ellas y una mayor integración en la sociedad.
1. ¿Pablo Pineda es una persona con pensamiento crítico? ¿Por qué?
2. ¿Qué papel desempeña en Pablo su inteligencia emocional?
3. ¿Cómo ha influido el entorno familiar en el desarrollo de Pablo?
4. ¿Qué crees que es más importante: la herencia o el ambiente?
5. Busca información sobre cómo se desarrolla la inteligencia en personas con síndrome de Down.
BIBLIOGRAFÍA:
( AA. VV. Psicología. Bachillerato 2. Editorial Santillana. Madrid. 2016 Alonso García. J.I. Psicología 2º Bachillerato. Editorial Mc Graw Hill. Madrid. 2016. Vicenta LLorca Darias).